En su novela 1984 George Orwell dijo que se imaginaba un futuro como el rostro de un ser humano siendo pateado una y otra…y otra vez. Picasso dibujo la destrucción de Guernika como una corrida de toros para señalar las atroces consecuencias de la guerra, pero nadie ha hecho algo parecido en torno a la guerra del medio oriente que se está peleando actualmente. Se habla de víctimas, pero las víctimas no hablan, son sólo números que muchos de los grandes líderes desestiman desde sus escritorios como si no fueran nada…se habla de terroristas y de miedo, pero nadie habla de lo que pasará en la guerra o de si quedará algo después de esa guerra.
Una sociedad sobrevive no sólo por las personas, si por los recuerdos que los padres y madres traspasan a sus hijos. Hoy en día, una buena parte del medio oriente está en ruinas. Cientos de obras de arte, de siglos de cultura han desaparecido a manos del fuego, de la codicia y del fanatismo. Ya no quedan muchos recuerdos de esas culturas. Se los está robando el odio.
Esta pintura, las mil caracas de la bestia, es un grito para aquellos que creen la guerra va solucionar algo. Las guerras nunca han solucionado nada en el mundo, sólo dejan cenizas y muerte. Y esta no va a ser la excepción.
