\”La Mesa Dorada\” es la forma que he dado a un hecho trascendente en la lucha de las mujeres por sus derechos y libertades que apenas, por no decir nunca, he encontrado reflejado en el Arte: la enorme cantidad de reuniones, asambleas, debates, encuentros,… que millones de mujeres vienen realizando desde hace muchos años en pueblos y ciudades de todo el mundo, y que han sido y son el trabajo de fondo que ha logrado y está logrando que las sociedades, las leyes y las mentalidades se estén transformando para que las mujeres podamos vivir como seres humanos íntegros y plenos.
Fué después de una de estas reuniones en Alicante – sobre la mutilación genital femenina- que llegué a mi estudio y realicé el boceto de esta obra de un tirón, sin apenas dudas, como si la obra se hubiera ido gestando en mi mente mientras participaba en diversos grupos de mujeres comprometidas.
En la obra las figuras que aparecen no son mujeres concretas ni abstractas sino que encarnan problemáticas que confluyen para ser examinadas: la vejez, el cuerpo disociado por la sociedad en erótico y fecundo que apenas podemos nosotras integrar aún en nuestra conciencia; las mujeres de áfrica atravesadas por los problemas de la explotación de sus recursos ((aquí ese anillo enorme de oro que la atraviesa) y la crianza en la miseria; las víctimas de la violencia física y psíquica, la esclavitud, la representación de las mujeres en el Arte (aquí una referencia a la misoginia del surrealismo, concretamente una figura femenina de Dalí, interpretada);una niña descubriendo el pasado enterrado de las mujeres y sus logros . Y una figura clara y grande hablando con pasión sobre algo que todas escuchan, aún con distintas actitudes. Como un lienzo en blanco lleno de posibilidades. Es la voz de todas y cada una de ellas, potente y decidida, hundiendo un pié en las raíces subterráneas de todo esto.
Da igual que no estén todas, lo que importa es la expresión de ese hecho, de la confluencia de voluntades individuales para extender una transformación. Por ello, la obra es , a nivel compositivo, una concentración expansiva. como las reuniones de mujeres. Creando en quien la contempla, una vivencia sensitiva de potenciación. Aquello de lo que habla la obra y la forma que esta tuviera tenían que ser una misma cosa.
Hice el boceto en el 2005, tras aquella reunión, pero no ha sido hasta hace un par de años que he podido pasar la obra a un lienzo grande de tres metros por 1\’ 70. Porque aunque llevo muchos años empeñada en crear obras que he expuesto en muchos sitios como Pintura Feminista Contemporánea, ha sido muy difícil derivar dinero hacia mi carrera artística teniendo que mantener sola a mis dos hijas. Pero aquí está la obra. Mi gran esperanza sigue siendo poder continuar y aunar mi trabajo en el plano simbólico, que es el territorio de transformación social del Arte, a la lucha sin tregua de tantas y tantas mujeres. Vuestra ayuda e impulso estaría bien. Gracias por ésta iniciativa.
Tana E. Ruiz (Mª Francisca Espinosa Ruiz)