Hacer visibles las situaciones de discriminación de las mujeres es sacarlas de lo privado a lo público, así que puse todas las que se me ocurrían a la vez afuera: en las calles de La Ciudad (de Día y de Noche). Ambas obras son un todo, por ello siempre las expongo juntas y juntas las presento aquí. Situaciones recreadas por la imaginación de una artista que devuelve a la sociedad lo que ha observado o vivido en la sociedad, pero transfigurado, enriquecido a través de su singularidad. Pues para mi el arte expresión radical de la singularidad humana aún cuando su destino sea siempre social. Quizá parezcan exageradas o parciales pero la exageración siempre es un recurso del arte para resaltar lo que quiere mostrar a la conciencia , y La Realidad es abrumadoramente diversa y compleja para caber en una sola obra o en una sola alma.,
He aquí una descripción propia de las situaciones que aparecen representadas en las obras, reflexiones que aporto siempre en mis exposiciones para quien quiera leerlas y enriquecer, si es posible su propia apreciación de lo que contempla.
\\\” La Ciudad de Día \\\”
(Sobre las desigualdades y la discriminación de las mujeres en La Ciudad)
En el cuadro, las calles son como arena o paja para la mayoría de las mujeres: su implicación social está – como la arena – disgregada, y su posición social es – como la paja – precaria y vulnerable.
Ellos proyectan su cielo en el asfalto, mientras el cielo real se deshace.
Figuras (de izq. a dcha.)
(Mujeres cabeza de casa: su desnudez remite a que es en base a su diferencia biológica se ha legitimado su posición subordinada. Alude también a estar en posiciones vulnerables. Su estar agachadas portando a su él simbólico correspondiente alude a que ellos se han desarrollado sobre la situación de subordinación de ellas.).
1. Sobre una mujer-apoyo (escalera) emprende un hombre su ascenso social.
2. Ellas atrapadas día tras día (burbuja giratoria) en la obligación de preparar las comidas diarias (cucharas). Mientras un cocinero avanza con decisión sobre la burbuja, portando el símbolo de su prestigio social (tenedores), y llevando atrás lo que corta y reparte (cuchillo) el pastel del reconocimiento social y económico.
3. Pareja de recién casados donde ella, distraída con el señuelo/expectativa de ser amada (corazón a modo del palo y la zanahoria) no es consciente de que las expectativas de él son otras: ella cuidará de él y de la casa que está a punto de colocarle en la cabeza, mientras su atención se dirige a lo que otros hombres hacen en el espacio público.
4. Dos hombres pactan proyectando(-se) en el espacio urbano, pactos que con-forman su erguida individualidad; mientras sus mujeres correspondientes se relacionan sobre lo doméstico, sin incidir en lo público, sin pactar nada, sin-poder realizar su individualidad.
5. El tiempo de ocio del hombre (que lee el periódico) se apoya sobre el esfuerzo doméstico de su mujer (en su tiempo de ocio).
6. Una mujer-chalet alejada y de espaldas a la ciudad se adormece de soledad y aburrimiento en el territorio de lujo que ella misma es.
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7. La violencia física que sigue oculta en la ciudad aquí es traída a un lugar central.
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(Mujeres espejo: pintadas en posturas más retorcidas que las demás: su posición social es más
inestable, más precaria, al no poder estar por si mismas donde están. Sólo entran en contacto
por sus sombras: tienen en común su desaparición bajo lo que representan).
8. Un forzudo-estatua simboliza el culto a la virilidad entendida como potencia física. Su ella correspondiente habrá de reflejársela a él y socialmente: su cara es un espejo que refleja unos genitales masculinos.
9. Un hombre con poder económico (en posesión de un gran maletín) está sentado sobre una mujer que se lo refleje: cara espejo con el símbolo del euro.
10. Un héroe-estrella de la guerra ritualizada (fútbol), porta los símbolos de su victoria (balón-cabeza-cortada del enemigo, agarrada por los pelos y copa con la valorada sangre derramada masculina del héroe, contrapunto de la despreciada sangre derramada femenina: la menstruación). Y luego irá a ejercer su auto-legitimado poder para degradar lo femenino encarnado – por ellos y para ellos – en las putas.
11. Una prostituta, cual muñeca hinchable degradada, se va a comer su propio bolso. Aquí es símbolo de miseria lo que la misoginia más perversa hace símbolo de ligereza en sus ciegas caricaturas de las “mujeres públicas”. La esquina que ocupa la parte en dos mitades divergentes: su sexo y su cabeza.
12. La mujer-mascota del intelectual. Hace alusión a una anécdota referida por la filósofa Celia Amorós en su obra galardonada en el 2006 con el Premio Nacional de Ensayo*: siendo la única mujer licenciada en filosofía de su promoción, sus compañeros la consideraron “ su mascota ”, una presencia exótica y anecdótica – no igual – en un ámbito donde sólo el ser hombre confiere de partida el reconocimiento como iguales. Como en muchos otros.
13. La limpiadora camina suspendida, agarrada a utensilios de limpieza de los que no se puede soltar sin riesgo de caer de bruces. No le será nada fácil salir de esta situación laboral y vital, precaria y devaluada, sin otros apoyos. Ante ella, su cabeza-balde de agua se derrama y desaparece – como el trabajo realizado, como sus posibilidades de desarrollo individual – en la arena del desierto social.
14. Las trabajadoras industriales están aquí equiparadas a la cinta transportadora de una fábrica en su gris repetición. No es su desarrollo íntegro lo que interesa, sólo sus manos maquinales elaborando un producto cualquiera. Por ello sus cuerpos y sus manos están desvinculados por la elipsis de sus cabezas. La cinta transportadora rueda sobre relojes que hablan de otra repetición continua incompatible: el horario escolar – las 9, las 12, las 3 y las 5 – se repiten sin cesar. Las mujeres soportan el peso de asegurar la regularidad del funcionamiento de una vida económica y social que en gran medida las excluye .
15. Un ama de casa cae hacia esa otra devaluación de su trabajo en la fábrica.
16. La inmigrante exótica, copiada de un cuadro de Gauguin en el que ya estaba pintada en esa misma postura. El sentido que aquél pintor le diera, aquí se transforma por la equivalencia con la postura de las otras: llega de su mundo feminizada, predispuesta a la subordinación. Las huellas de su pasado se van / la van deshaciendo, pero aún mira a esta otra sociedad patriarcal desde afuera. Muy difícilmente va a poder integrarse sin un hombre.
* “La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias…para las luchas de las mujeres”
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\\\” La Ciudad de noche \\\”
(Sobre las desigualdades y la discriminación de las mujeres en La Ciudad)
En esta obra quería que fuera la luz el elemento clave para interpretar las escenas: la luz artificial que se proyecta o no se proyecta sobre lo que se quiere o no enfocar. Luz excesiva, impuesta y ajena; luz de humo fálica, luz oscurecedora, luz- aliento que darse una misma aún en la más baja devaluación (prostitutas), luz-brillo social, luz- rojo violencia en las ventanas, luz de fuego que sólo ilumina lo que mata….
Figuras (de izq. a dcha.)
1. Un hombre domina la fuente de la luz que proyecta sobre la cabeza –casa de su mujer. Él es el que decide qué camino se debe seguir, es la luz de su razón, su autoridad, sus deseos. Luz que al tocarla a ella se vuelve rosácea, feminizadora, cortante, circunscribiéndola en un ámbito de acción muy pequeño despegado del suelo público. Ella avanza, pero a tientas, sin control sobre la dirección que toma su vida, sobre sus decisiones. Por detrás lleva como pegada la sombra viscosa, oscura y alargada de un siniestro edificio público (un templo).
2. La farola proyecta una luz-humo azul en forma de genitales masculinos. Una luz inconsistente, como la virilidad.
3. El motorista y su moto son un todo: una prótesis- símbolo de su potencia viril. La rueda delantera afiladas mandíbulas de insecto a las que precede la violencia de la que va a beber (charco rojo). Pero también símbolo invertido del euro, del dinero que este ser inmaduro y narcisista va a malgastar en una fruslería (una roja piruleta)(o una moto-potencia). Su cabeza está aislada del mundo en un casco-pecera por donde el exterior le llegará atenuado y distorsionado.
Atrás lleva de paquete a “ La chica ” -una maleta con pechos-, el cuidado portátil que necesita. La rueda de atrás está caída con una telaraña por radios: ella ha caído en la trampa que le va a suponer esta posición secundaria de complemento.
4. Sólo el cuerpo agredido y quemado de una mujer es iluminado por la luz del fuego. Su cabeza (como sujeto de interpretación de lo que le ha ido sucediendo) permanece en la sombra.
5. Relacionada con ésta, otra cae hacia el abismo del reflejo del edificio fálico del centro.
6. La única mujer-casa cuya rostro singular está empezando a verse es la que está alimentando su voz con …
7. los recorridos de las voces que están trazando las mujeres que ascienden por el centro hacia el espacio público, pero el peso de la palabra masculina desplegada (libro) aún la mantiene postrada.
Un hombre geométrico (técnico-abstracto) controla con un mando a distancia la representación visual en el espacio público.
8. Mujeres representadas en la tradición misógina como animales salvajes -irracionales- en su lucha por un mismo hombre (aquí también animalizado): una mona con máscara de seda y cuartos traseros en forma de corazón, contra una mujer pantera. Su lucha es absurda, porque el pájaro vuela al interior de un lugar brillante sin que le preocupe el ser disputado. Cuando las posibilidades de supervivencia y de posición social de las mujeres dependían de tener un hombre al que pertenecer, esas confrontaciones tendrían sentido. Hoy en día –cuando parece que ya no lo tienen- se sigue enseñando a ser rivales a las mujeres.
9. Una estatua urbana de un torso femenino alude, no sólo a la representación artística masculina de la mujer como cuerpo/objeto, sino al remoto origen legislado (¿griego?)
de nuestra expulsión de la vida pública. Las religiones masculinas vinieron a incrustarse en esto legitimándolo y perpetuándolo como situación natural y deseable. Aquí el ojo de dios se clava en el cuerpo que no deja de observar, justo en el lugar de su cabeza.
10. Unas jovencitas sentadas en el banco de cualquier parque, asimiladas ya a la pasividad receptiva y a la espera. Una con la mente operada como resultado de lo cual han inflado sus pechos. Otra es la reina-percha de la belleza, enfadada por la amenaza a su posición que entraña la operación estética de su compañera.
Una tercera, ajena a todo esto, se desvanece. Su perspectiva es la soledad.
Un joven (gallo) se pelea contra nada: contra cualquiera. Se exhibe y elige a una de ellas con su garra nada halagüeña.
11. El enorme esfuerzo de una mujer para llevar sola dos pesados fardos (hijas) es oscurecido por la luz distorsionada: al presentar su esfuerzo como natural pasa desapercibido como dura injusticia: la maternidad está penalizada porque ser mujer está penalizado; y mucho, casi imposible de llevar, si no se es mujer y madre para un hombre.
12. La prostituta de La Ciudad de día aquí está deshinchada, aún más degradada, en descomposición. Es como un deshecho que se retuerce y estira para sobrevivir. De su bolso emana una luz rosada muy tenue con que apenas se ilumina a sí misma humanizada……….mínimamente se considera, se alienta, se respeta.
En cuanto a la técnica: óleo y grafito sobre tabla
Gracias por esta iniciativa.
Tana E. Ruiz (Mª Francisca Espinosa Ruiz)