“París Cortázar” es un proyecto de largometraje entre ficción y documental que narra la historia del autor argentino Julio Cortázar y su relación con la capital francesa a través de los ojos de un ferviente lector del escritor que es profesor en un colegio en la ciudad de París.
Todo ello introducido a partir de una estructura propia del género documental que narra los orígenes del autor argentino desde que nace en Ixelles, Bruselas. Pasando por ciudades donde vivió de pequeño como Barcelona y, posteriormente, Banfield, provincia de Buenos Aires donde pasó muchos años de su infancia y niñez. Este marco introductorio no tarda en sumergir al espectador en un viaje a París, ciudad que en los años 50 enamora a Cortázar y que en muy poco tiempo será el lugar donde vivirá por el resto de sus días. Sin olvidar, por supuesto, los constantes viajes por todo el mundo que el traductor y escritor realizará por trabajo.
París es el germen de esta historia. Es la ciudad a través de la cual conocemos la identidad de Félix, nuestro protagonista, y su cariño por la literatura de Cortázar. También es la ciudad a través de la cual conocemos la opinión de expertos y personas cercanas al autor argentino, como por ejemplo Julio Silva, amigo del escritor. Miguel Herráez, catedrático de literatura española y biógrafo valenciano del autor. Cineastas y docentes consagrados como el argentino Diego Sabanés o el francés Philippe Prouff. Y la voz experimentada del periodista Joaquín Soler Serrano y el propio Julio Cortázar a través de la entrevista de TVE A fondo en 1977. París Cortázar es una docu-ficción que bucea en la psicología del autor argentino y en su manera más particular de entender la realidad.
Mi mayor fuente de inspiración han sido los relatos de Cortázar. Los geniales rasgos de los personajes ficticios de Historias de cronopios y de famas, la tensión creciente que mantienen algunos de los cuentos de la serie de Final del juego como La puerta condenada o Continuidad de los parques. Y la historia que se establece a partir de la relación existente entre los personajes de Bruno y Johnny Carter (este último, alter ego de Charlie Parker) en El perseguidor. Pero sin duda lo que para mí fue emocionante, fue descubrir una entrevista que Joaquín Soler Serrano le hizo a Julio Cortázar en el programa A fondo de TVE en 1977 donde el autor argentino descubre al espectador algunas de sus impresiones más personales. Más tarde, investigando sobre las adaptaciones que se han hecho al cine sobre algunas de sus obras, tuve la ocasión de ver el documental dirigido por el cineasta argentino Tristán Bauer. Además de la producción llevada a cabo por el Nederlands Instituut, un documental dirigido por Erik van Zuylen interpretado por Saúl Yurkievich (amigo del escritor) y el propio Julio Cortázar.
Todo ello dio pie a que en 2013 contactara con la primera esposa de Cortázar y la que fue hasta hace unos años la heredera legítima de su obra, Aurora Bernárdez. A través de la inmediación de la Agencia Literaria de Carmen Balcells (también fallecida hace pocos años), conseguí que Aurora Bernárdez me cediera los derechos de autor de la adaptación del cuento de Continuidad de los parques, producción cinematográfica que dirigí y produje junto a la productora valenciana Bocabadats Media.
Este, sin duda, fue un punto de inflexión para mí a la hora de iniciar este proyecto, que por cierto; comenzó siendo un cortometraje documental y a día de hoy ha evolucionado a un híbrido entre documental y ficción en formato de largometraje.
Sin duda está dirigido a todos los públicos. No es una película erudita, ni se trata de una historia clasista. Es una oda al mundo de lo imaginario, una consideración al mundo de lo real y lo fantástico.
Por otro lado, como autor he tratado que de algún modo el lector-espectador pueda deducir mensajes en el relato. Mensajes que a partir del diseño de los personajes y del contexto espacial en el que transcurre la historia, se intuya la intención de aproximación al universo cortazariano, como por ejemplo a través de las secuencias que transcurren en el Teatro de los Campos Elíseos, o junto al personaje de “el hombre de la gabardina” o el momento en el que en el cine se proyecta la entrevista que Joaquín Soler Serrano le hizo a Julio Cortázar.
Vinculado al género documental porque comienza con las intervenciones de amigos que conocieron al autor y cineastas que adaptaron algunas sus obras. Y también porque está relacionado con los lugares en los que vivió Cortázar y su familia en las primeras décadas del siglo XX. Véase su paso por Ixelles (Bruselas), Barcelona o Banfield (Buenos Aires). Pero el protagonismo recae sin lugar a dudas en París. Y es protagonista en dos aspectos: como ciudad y como identidad del universo cortazariano.
París Cortázar da la posibilidad al espectador de ir más allá, de cruzar la delgada línea entre realidad y ficción, de desvincularnos del tratamiento quirúrgico y racional y fantasear y transitar con dos personajes que representan la esencia del autor. Por un lado el personaje de Félix, por otro, la aparición eventual de “el hombre de la gabardina” al que nunca se ve el rostro (alter ego de Julio Cortázar).
El hecho de que Cortázar naciera Bélgica y al poco se fuera a vivir a España, influye en los orígenes de este autor, pues el ir y venir en su infancia no cesa, ya que con cuatro años su madre se vuelve a mudar, pero en esta ocasión se marcha a Argentina. Es allí donde ya desde niño el escritor se educa leyendo como un loco (a los nueve años ya había leído a Julio Verne, Victor Hugo y Edgar Allan Poe) y concibe desde muy pequeño una día a día que se mueve entre la soledad, los días claros y la lectura.
Son estos detalles los que conforman al autor, los que de algún modo forjan su manera de ser y moldean su pensamiento, su ética y su imaginario.